XLI Congreso Nacional de la semFYC - Palma de Mallorca
del 7 al 9 de octubre de 2021
En el marco global del control del tabaco el conjunto de medidas asistenciales al fumador no supone más del 10% en el impacto potencial sobre la prevalencia de tabaquismo. Otras medidas, como la financiación de los tratamientos farmacológicos, tienen un impacto positivo en un número elevado de fumadores, pero marginal en la prevalencia poblacional. En ese contexto se sitúa el debate sobre la efectividad de los ENDS como ayuda para la cesación del consumo de tabaco.
La apropiación y “prostitución” del concepto de “reducción de riesgos” está creando cierta confusión social. La industria tabaquera (la misma que produce los e-cigs) pretende una regulación específica para los ENDS, con el fin de evitar obstáculos a su promoción y venta, necesaria para compensar la caída de ventas de los cigarrillos convencionales.
La nicotina es adictiva y no es inocua a largo plazo. Es un producto que no aumenta directamente el riesgo de infarto o de cáncer, pero que tiene efectos intermedios relevantes. Por otra parte, en los ENDS se han detectado cancerígenos para los que no hay un umbral de seguridad y otras sustancias tóxicas para poblaciones vulnerables a nivel pulmonar o cardiaco.
Algunos profesionales apoyan los e-cigs como método de reducción de daños, especialmente en el Reino Unido. Quizás lo que no tienen en cuenta es que, aunque puede haber un beneficio individual, es a costa de un gran riesgo poblacional, como que los menores tengan una probabilidad 4-5 veces mayor de iniciarse en el consumo de tabaco respecto a los que no usan esos dispositivos o que el 60-90% hace un uso dual junto con cigarrillo tradicional.
Dado que necesitaremos décadas para demostrar si se produce o no dicha reducción de daños, se debe imponer el “Principio de Precaución” sancionado por la Conferencia de Naciones Unidas en Rio de Janeiro (1992). Pues sin duda no hay evidencia actual de que ayuden a dejar de fumar (más bien lo contrario) y que sean productos inocuos.
La amenaza de promoción a gran escala y de una regulación defectuosa de estos productos es un motivo para que los médicos de familia nos armemos de argumentos para afrontar los nuevos mitos que se pueden inyectar en la sociedad a propósito de estos productos, y éste es el objetivo de esta actualización. No olvidemos que es la industria (no los profesionales) la que está liderando la idea de la “reducción de daños” y es ella la que esta “pescando” profesionales para que sean cómplices de sus estrategias, lo cual pone en riesgo la unidad del movimiento de prevención y control del tabaco y los logros conseguidos hasta la fecha, que tanto sufrimiento y muerte ha evitado a muchas personas.