XXXVII Congreso de la semFYC – Madrid
del 4 al 6 de mayo 2017
Atención Primaria.
Caso multidisciplinar.
Mujer de 85 años con dolor en zona lumbar izquierda con irradiación hacia extremidad inferior y parestesias de cuatro días de evolución sin traumatismo ni sobreesfuerzo previos.
Enfoque individual
Reciente diagnóstico de carcinoma de cérvix Estadío IIA hace 1,5 meses. Ha seguido tratamiento con radioterapia local con reducción de la masa. No sintomatología urinaria acompañante.
Exploración física: destacaba dolor a la palpación en zona de apófisis espinosas lumbares L4-L5, con limitación para la flexión, extensión, rotación y lateralizaciones por dolor, Lasegue + 60ª y dolor a la palpación en trocánter femoral. Camina cojeando.
Se solicitó radiografía de columna siendo normal (para descartar metástasis ósea). En el servicio de Oncología ampliaron estudio con PET sin mostrar captación por dolor persistente de tres semanas sin mejoría con analgésicos ni corticoide intramuscular.
Se realizó analítica donde se evidenció disminución del filtrado glomerular y en la ecografía abdominal se mostró una infiltración del uréter por el tumor que estaba produciendo hidronefrosis.
Enfoque familiar
Vive en su domicilio con marido de 86 años con limitación en actividades de la vida diaria.
Desarrollo
Hidronefrosis, con invasión de uréter por extensión tumoral. Estadío IIIB.
Tratamiento
Ante el hallazgo de hidronefrosis por compresión e invasión tumoral se decidió nefrectomía radical.
Se coordinó con familiares, médico de familia y cuidados paliativos un plan de actuación.
Evolución
Ante el mal control de los síntomas por progresión de la enfermedad, la paciente precisó ingreso en unidad de cuidados paliativos, donde falleció rodeada de sus familiares.
La figura del médico de familia fue fundamental en todo el proceso diagnóstico y terapéutico, tanto para la paciente como sus familiares. El médico de familia tuvo que encargarse de la orientación diagnóstica, coordinarse con el oncólogo ante el empeoramiento clínico, realizó visitas a domicilio para ajuste de medicación, reforzamiento de cuidados en familiares y los acompañó a lo largo de todo el proceso y del duelo.
Es importante tener en cuenta que un dolor lumbociático que no mejora con corticoide, y más aún en paciente oncológico , obliga a descartar progresión de la enfermedad; no sólo a nivel óseo sino de afectación de órganos internos que puedan originar un dolor irradiado.