XXII Jornadas de residentes y tutores de la semFYC - Santander
16 y 17 de noviembre de 2018
Se recibe una llamada en un centro de Atención
Continuada sobre un paciente de 24 años. En el municipio por período
vacacional, refieren que está «descontrolado» y ha amenazado con suicidarse «si
no le dejan tranquilo». Acudimos a la llamada en un bloque de varias viviendas
y somos recibidos por el paciente en el portal, en tono desafiante, que grita soezmente
y porta un arma blanca en cada mano (cuchillo y pequeña hacha, respectivamente).
De inmediato, por nuestra propia seguridad, salimos al exterior de la vivienda
y procedemos a la movilización del Cuerpo Nacional de Policía. El tiempo
estimado de llegada son 5- 7 minutos. Mientras tanto, nos surgen las siguientes
dudas: ¿y si abandona el edificio y nos agrede, o agrede a algún vecino? ¿Y si
escapa por algún acceso?
La primera medida que adoptamos fue la
propia seguridad, por lo que abandonamos la zona de peligro. La segunda, ya desde
una posición segura, fue evitar el acceso a la vivienda de cualquier persona
por su propia seguridad (aunque no es nuestra misión). Una vez llegaron las
fuerzas de seguridad, procedimos al abordaje psicológico del paciente para
evitar males mayores. Al final precisó reducción, aunque no fue detenido, se
confirmó brote psicótico con ideas lesivas y fue trasladado a hospital de
referencia.
Se evidenció la necesidad de mayor
formación en gestión de conflictos y ambientes hostiles, ámbitos en los que esta
es deficitaria. Los avisos telefónicos a veces no reflejan fielmente la
realidad que el personal se encuentra, lo que hace que su propia integridad en
ocasiones peligre.
Tras este incidente se realizó formación mediante sesiones clínicas acerca del abordaje de situaciones conflictivas y cómo actuar en ellas. Asimismo, se celebró una formación sobre autodefensa, que nos dotó de recursos ante posibles eventos futuros similares.