ÁMBITO DEL CASO
Atención Primaria.
MOTIVO DE CONSULTA
Mujer de 56 años que consulta por debilidad generalizada en los últimos meses.
HISTORIA CLÍNICA
Enfoque individual
Antecedentes personales: hipotiroidismo y SAHOS leve que no tolera CPAP. Cefalea tensional. Depresión desde 2014 y trastorno de angustia sin agorafobia. En tratamiento con Eutirox 75 mcg/24 h y Vandral 75 mg/24 h.
Anamnesis: la paciente acude a la consulta, acompañada de su marido, refiriendo que quiere dejar la medicación para la depresión, pues ha oído que es malo para el hígado y que ella ya se encuentra bien. Refiere presentar debilidad y agotamiento en los últimos meses que le dificultan la realización de las actividades diarias, disminución del apetito y dificultad para conciliar el sueño.
Exploración física: consciente, orientada en las tres esferas. Abordable y colaboradora, pero levemente ansiosa. Bien aseada y vestida. Evitación de la mirada. Habla de forma fluida y coherente, con juicio de realidad conservado. Anhedonia, apatía, llanto con facilidad, con ideas de inutilidad y de culpa, sin ideas suicidas. Sensación subjetiva de malestar e impotencia frente a las exigencias de la vida. TA: 124/78, FC: 77.
Pruebas complementarias: no precisa.
Enfoque familiar
Vive con su marido y sus dos hijos. Es muy autoexigente y perfeccionista.
Diagnóstico diferencial
Trastorno depresivo mayor frente a distimia.
Tratamiento
Se aumenta la dosis de Vandral a 150 mg/24 h, se recomienda actividad física y se realiza psicoterapia familiar breve.
Evolución
En la segunda visita al cabo de 1 mes se encuentra más activa y reconoce que la medicación le ha ido bien.
CONCLUSIONES
Es importante reconducir la entrevista según las necesidades del paciente, empatizar con él y crear un espacio de relación adecuado, manteniendo una relación interpersonal, con escucha atenta y actitud tranquila sin perder de vista una conversación dirigida y cuidando el lenguaje verbal y no verbal. Reconducir las creencias del paciente, quien busca tratamiento para un problema orgánico, y reorientarlo. El cumplimiento del tratamiento depende, en gran parte, del grado de seguridad y confianza que transmite el profesional, así como de la sensación del paciente de haber sido ayudado.