13-14-15 de noviembre de 2025
Explicar mi experiencia en una consulta rural.
Llegué a la medicina rural buscando mañanas y mejorar la conciliación familiar. Aterricé en una población de 600 habitantes donde compartía consultorio con el enfermero y la administartiva. Una sensación de vértigo incial me invadió. Parecía que no pudiera desarrollar mi trabajo si no estaba rodeada de más compañeros médicos. Poco a poco, al ir conociendo a la población, fueron cambiando las sensaciones. Su generosidad, amabilidad, la confianza de la gente, han ido cambiando esa percepción inicial. Me han hecho conectar con esta especialidad tan bonita y volver a disfrutar de ella. Bajar de la rueda urbana y pasar consulta sin prisa, sin sentir el reloj corriendo a toda velocidad tras la puerta.
Para ir a la consulta hago 50 minutos y 62 km de ida y los mismos de vuelta. Disfruto de los paisajes, los colores de los árboles en otoño, el verde de la primavera, el olor a leña en invierno o el sabor de los tomates en verano. Pero sobre todo, gracias a los pacientes disfruto cada día de mi profesión y me han hecho ser mejor profesional y persona. Gracias a su forma de ser y confianza.
La medicina rural me ha permitido disfrutar con los cinco sentidos de la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria.
Recomiendo pasar una consulta rural una vez en la vida a todo médico de familia.