XXXVII Congreso de la semFYC – Madrid
del 4 al 6 de mayo 2017
Ponentes
Jesús Manuel Novo Rodríguez
Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria. CS Milagrosa. Lugo. Coordinador del GdT de Comunicación y Salud de la AGAMFEC.
Julia Bóveda Fontán
Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria. CS Colmeiro. Vigo. Doctor en Medicina. Miembro del GdT de Comunicación y Salud de la semFYC.
Manuel Campíñez Navarro
Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria. EBA Vallcarca. Barcelona. Doctor en Medicina. Profesor Asociado Clínico del Departamento de Medicina de la Universitat Autònoma de Barcelona. Miembro del GdT Comunicación y Salud de la semFYC.
Resumen
Hacer dieta o ejercicio, cumplir un tratamiento, abandonar hábitos o tomar una decisión son situaciones en las que un cambio está presente y crea dificultades para ayudar a los pacientes. Las estrategias habituales informativas en muchos casos no logran que los pacientes realicen las modificaciones en sus conductas que serían necesarias.
La entrevista motivacional es una metodología de relación centrada en el paciente, diseñada para ayudar en los procesos de cambio; desarrollada para su empleo en adicciones, se ha extendido a múltiples situaciones clínicas y ámbitos, entre ellos a la Atención Primaria.
En esta mesa se pretende mostrar con vídeos, simulaciones y ejercicios las bases en que se sustenta, su metodología y herramientas, de manera que cada uno pueda valorar si puede ser una estrategia útil para su práctica clínica.
Una de las tareas fundamentales de los profesionales de la salud es promover cambios en el comportamiento de los pacientes hacia conductas más saludables. En este sentido, los profesionales de Atención Primaria (AP) desempeñan un papel clave, ya que existe una gran variedad de problemas de salud en los que los cambios conductuales contribuyen de forma importante a su prevención o su tratamiento, siendo en muchos casos la pieza clave de la intervención.
Sin embargo, las dificultades que entraña esta tarea a la hora de la práctica real son conocidas por todos. La experiencia demuestra que, mientras los procedimientos de consejo y asesoramiento o persuasión funcionan con muchos pacientes, existe un elevado número de ellos en los que informar y aconsejar resultan insuficientes con vistas a conseguir la adopción y el mantenimiento de nuevos hábitos. Esto es vivido en muchas ocasiones como decepcionante por los propios profesionales, que tienen la percepción de emplear gran cantidad de tiempo y esfuerzos en esta labor y obtener a cambio resultados bastante limitados.
Al mismo tiempo, en el entorno de AP son necesarias técnicas relativamente breves y eficaces que puedan ser aplicadas en la realidad del médico de familia, con tiempos de consulta limitados y gran variedad de situaciones que requieren, por parte de los pacientes, cambios conductuales.
Las estrategias de comunicación, estableciendo con el paciente una relación colaborativa y un enfoque centrado en la persona, teniendo en cuenta sus necesidades, conocimientos y valores, han demostrado ser fundamentales en el abordaje de los problemas de salud, en particular cuando se trata de conseguir cambios.
La entrevista motivacional (EM) surge como una intervención de gran utilidad y eficacia en situaciones en las que es clave promover cambios. Desde los trabajos iniciales de sus propios autores en la década de 1980, desarrollados a partir de su experiencia de intervención clínica en pacientes con problemas relacionados con el consumo de alcohol1,2, ha ido extendiendo su aplicación a medida que el número de publicaciones y ensayos clínicos demostraban su eficacia en diferentes ámbitos, no solo de la salud, como herramienta útil para facilitar cambios de comportamiento positivos3. Los múltiples ensayos publicados indican que la EM puede ser incorporada en una amplia gama de intervenciones de promoción de la salud y prevención de la enfermedad, siendo aplicable por una gran variedad de profesionales y en diferentes entornos de atención sanitaria, entre ellos la AP4.
La EM es una forma de guiar centrada en la persona y colaborativa para poner de manifiesto y fortalecer la motivación para el cambio5. El profesional centra su esfuerzo en evocar la motivación interna del paciente mediante una combinación de componentes relacionales y estratégicos6. El componente relacional o espíritu de la EM se basa en una actitud empática, colaborativa, evocativa, no enjuiciadora y de apoyo a la autonomía del paciente, creando un ambiente seguro en el que los pacientes pueden explorar sus propios valores e intereses. El componente estratégico implica el uso de unas habilidades específicas que persiguen incrementar el discurso de cambio del paciente y reducir el discurso de mantenimiento de la conducta, lo que a su vez se relaciona con el cambio real en las variables de resultado en los ensayos clínicos7. Las estrategias propias del método son las preguntas abiertas, los sumarios, la validación y muy particularmente la escucha reflectiva, donde el profesional escoge devolver al paciente a través de repeticiones, parafraseados o metáforas aquello que ha dicho o ha apuntado previamente, generalmente en la dirección del cambio. El discurso del cambio, a su vez, se compone de cuatro componentes que, si aparecen, conducen con mayor posibilidad a un compromiso con el cambio de conducta, y que son el deseo de cambio, las habilidades para llevar a cabo el cambio de conducta, las necesidades de cambio y los motivos para cambiar. Se establece, pues, un diálogo, en el que el profesional, situado en una perspectiva de aceptación incondicional y de empatía precisa, colabora con el paciente evocando sus propias motivaciones para el cambio y devolviéndole, mediante la escucha reflectiva, sus afirmaciones de automotivación, potenciando el diálogo de cambio y, por tanto, la posibilidad del compromiso con un cambio de conducta, que idealmente conducen a un plan de acción y seguimiento factible para el paciente. Ambos componentes, relacional y estratégico, son aprehensibles mediante la modulación de roles y la práctica de las estrategias.
El número de ensayos clínicos desarrollados en AP que tratan de demostrar la aplicabilidad y la eficacia de la EM es considerable, y apoyan el uso de la EM como una intervención que puede ser integrada en la práctica clínica de los profesionales de AP.
Conductas o problemas de salud como el tabaquismo8,9, la actividad física10,11, el riesgo cardiovascular12, las dislipemias13, la reducción de los errores de medicación en polimedicados14, el abuso de sustancias15, entre otros, se han abordado en AP con intervenciones motivacionales. Algunos metanálisis16,17 que sintetizan los hallazgos de ensayos controlados aleatorios que utilizaron la EM en AP encontraron que la EM resultó eficaz en comparación con la atención habitual en la mayoría de las conductas estudiadas18,19.
La EM es, por tanto, una intervención clínica de utilidad práctica en AP que puede ser aprendida y utilizada por los profesionales en muy diversas situaciones que abordan cambios de conducta.
Durante la ponencia, se pretende mostrar de manera interactiva y en lo posible participativa la utilidad de la EM, sus bases y herramientas para que los asistentes puedan valorar su utilidad en la práctica clínica.