XLIV Congreso de la semFYC - Barcelona
14-16 de noviembre de 2024
Enfoque individual
Hombre de 62 años, camionero. En seguimiento por hipertensión arterial (HTA) tratada con Lisinopril 20 mg/día. Progenitores con HTA, diabetes mellitus tipo II (DM-II) y dislipemia. 2 hijos sanos.
Se llama para comunicar los resultados analíticos de HB1Ac 8,3% (previa de 3 meses 8,2%) confirmando DM-II y debiendo iniciar metformina diaria.
Al intentar informar de la medicación y controles que tendría que realizar, el paciente toma la palabra mostrando su disconformidad dado que le han cambiado la cita en 3 ocasiones pasando de ser presencial a telefónica. Además, está molesto con la hora de la llamada (15h) porque le dijeron que sería por la mañana y había esperado a iniciar la ruta con el camión retrasándose respecto a su previsión. Finalmente, no entiende que le llame el Residente en lugar de su Médico habitual.
Enfoque familiar y comunitario
Natural de Sevilla. Divorciado. Hijos mayores de edad independizados.
Juicio clínico, diagnóstico diferencial, identificación de problemas
Debut diabético. Frustración con el sistema sanitario.
Tratamiento y planes de actuación
Tras varios intentos, entendiendo su enfado y empatizando con las frustraciones que el sistema sanitario puede generar, la situación no fue reconducible por lo que se colgó. Se acordó con administración recitarlo presencialmente.
Evolución
Dos semanas más tarde, en consulta con el Residente, el paciente se mostró más accesible siendo posible una intervención integral desde las medidas no farmacológicas hasta la medicación y controles posteriores.
Los límites son importantes. Como profesionales nos corresponde empatizar y realizar una escucha activa, siendo capaces de entender, manejar y redirigir las exigencias de los pacientes. Sin embargo, delante de situaciones de agresividad verbal, o incluso física, se debe tener tolerancia cero.
La comunicación médico-paciente es fundamental y bidireccional. Esta, a menudo se ve afectada por el medio, la brevedad del tiempo, la complejidad de los temas tratados y las diferencias socioculturales, entre otros. Así, el profesional ha de ser proactivo en buscar la forma de aproximarse al paciente de forma efectiva.
Debemos ser críticos e implementar prácticas de comunicación transversales, educarnos en ética médica, promocionar la autonomía del paciente y marcar límites en nuestra práctica asistencial para poder mejorar la calidad del cuidado y la satisfacción tanto propia como del paciente.