XLII Congreso de la semFYC - Sevilla
del 30 de junio al 2 de junio de 2022
Atención Primaria y multidisciplinar.
Hombre de 51 años que consulta por dolor perineal y disuria.
Enfoque individual
Antecedentes personales: Mastocitosis, enfermedad de Whipple y cólicos renoureterales de repetición. Antecedentes quirúrgicos: Fistula anal. Situación basal: IABVD. Funcionario. Tratamiento habitual: Analgesia.
El paciente acude porque presenta desde hace meses urgencia miccional, polaquiuria, nicturia, dolor en región de hipogastrio y perianal que alivia con el decúbito supino y empeora con la sedestación, así como disminución de la fuerza del chorro miccional. Desde atención primaria realizamos pruebas para descartar HBP, prostatitis e ITU que están dentro de la normalidad.
Por persistencia de esta clínica durante más de dos años ha sido valorado por múltiples especialistas, ha acudido en numerosas ocasiones a urgencias y ha ingresado en Medicina Interna para estudio sin hallazgos ni diagnósticos certeros.
Asimismo, ha recibido tratamiento con analgésicos, alfabloqueantes, y betaadrenérgicos sin respuesta y se ha sometido a múltiples pruebas: TAC, PET TAC, cistoscopia, citologías, RMN lumbar, biopsia de vejiga y próstata y cultivos seminales sin hallazgos patológicos.
Enfoque familiar y comunitario
Juicio clínico, diagnóstico diferencial, identificación de problemas
Finalmente, se decide derivación a Unidad del dolor donde se solicita un electromiograma que objetiva una lesión severa del nervio pudendo izquierdo, con afectación del componente motor.
Tratamiento y planes de actuación
Se inicia tratamiento con infiltración del nervio pudendo bilateral con respuesta clínica parcial, como complicación asociada, infecciones del tracto urinario de repetición, por lo que se suspende y se inicia tratamiento con glucosaminoglicanos oral.
Evolución
Tras varios años continúa con tratamiento oral con importante mejoría clínica.
La neuropatía pudenda es una patología poco frecuente y en múltiples ocasiones infradiagnosticada, ya que, sus síntomas abigarrados y la variabilidad individual de los mismos hacen que sean pacientes que visitan a numerosos especialistas, inician múltiples tratamientos y se someten a un sinfín de pruebas sin hallazgos que aclaren su dolor.
Sabemos que la cronificación del mismo trae consigo múltiples comorbilidades, por lo que, como médicos de Atención Primaria debemos conocer y sospechar esta patología.