VIII Jornadas semFYC de Medicina Rural
18 y 19 de octubre de 2024
Enfoque individual
Paciente en edad pediátrica, con antecedentes personales de asma bronquial, es traído por su padre, a un servicio de urgencias rural, tras la aparición de una pigmentación parda en la palma de la mano derecha. Como hecho destacable, solo mencionan que el día anterior se encontraban en el campo y que el paciente estuvo jugando con unos insectos que se enrollaban sobre sí mismos, se determina en el servicio, que se trataba de milpiés. Niega afectación sistémica, prurito o dolor.
Triángulo de evaluación pediátrica: estable.
Otorrinolaringología: Otoscopia bilateral normal. Faringe eritematosa, sin hipertrofia amigdalar ni placas pultáceas, no se palpan adenopatías cervicales. Palpación de senos paranasales no dolorosa.
Cardíaco: ruidos cardíacos rítmicos sin soplos o roces.
Pulmonar: murmullo vesicular conservado sin ruidos sobreañadidos.
Extremidad superior derecha: Eritema difuso y coloración parduzca de la palma de la mano, fuerza y sensibilidad conservadas.
Juicio clínico, diagnóstico diferencial, identificación de problemas
Diagnóstico diferencial: Contacto con colorantes, quemaduras químicas.
Juicio clínico: Dermatitis de contacto por toxina de milpiés.
Tratamiento y planes de actuación
En vista de la ausencia de síntomas de alarma y el antecedente de haber estado en el campo jugando con insectos, se contacta con el Instituto Nacional de Toxicología, nos indican que la afectación de la piel es benigna y que el paciente deberá lavarse la mano con jabón y aplicar con un paño una gotita de amoniaco sobre la piel y que la coloración desaparecería por sí sola en unos días.
Evolución
Nos indican que la coloración desaparecerá por sí sola en unos días.
Los milpiés son insectos distribuidos en todo el globo terráqueo, en nuestro entorno son comunes en el bosque y el campo. Su apariencia inofensiva puede llevar a los niños a jugar con ellos y si se manipulan de forma brusca, liberan toxinas que de acuerdo a las características del paciente y al sitio de contacto, pueden provocar mayores o menores molestias, como la coloración parduzca del lugar de contacto, eritema, prurito, si entran en contacto con los ojos conjuntivitis, queratitis, espasmos palpebrales o ceguera en el peor de los casos. Ante un paciente con lesiones cutáneas, poder identificar el agente causal es importante para la correcta información, diagnóstico y tratamientos.