XLIV Congreso de la semFYC - Barcelona
14-16 de noviembre de 2024
Atención Primaria.
Mujer de 50 años de edad con pérdida visión ojo derecho (OD).
Enfoque individual
Antecedentes personales: sobrepeso, dislipemia, hipotiroidismo, cefalea migrañosa desde la adolescencia, radiculopatía crónica secundaria a hernia discal lumbar. Fumadora de 8 cigarrillos diarios. Sin hipertensión arterial ni diabetes mellitus.
Anamnesis: refiere pérdida de visión progresiva del ojo derecho, indolora, de más de 1 mes de evolución sin otra sintomatología acompañante. Sin cambios en su cefalea habitual.
Exploración: motilidad ocular externa conservada, pupila arreflexia OD, no diplopía, pérdida de visión del campo visual temporal inferior derecho, visión alterada de los colores (el color rojo lo ve rosado). No se puede visualizar el fondo del ojo. Monoparesia crural izquierda con hipoestesia táctil y algesia, residual, estable ya conocida. No signos cerebelosos, marcha con componente parético izquierdo, realiza tándem con dificultades. Ante la sospecha de probable neuritis óptica se remite a Urgencias hospitalarias.
Pruebas complementarias:
Analítica: normal.
Resonancia magnética cerebral: lesión expansiva extraaxial suprasellar y parasellar derecha que se extiende anteriormente por el canal óptico derecho, sospechosa de meningioma de la región clinoidea.
Juicio clínico, diagnóstico diferencial, identificación de problemas
Juicio clínico: meningioma de la región clinoides.
Diagnóstico diferencial: patologías de la retina (desprendimiento de retina, etc.), del nervio óptico (neuritis óptica, etc.) y de la vía visual (tumores cerebrales).
Identificación de problemas: saber orientar una pérdida de visión y cuándo derivar.
Tratamiento y planes de actuación
La paciente es remitida a Neurooftalmología. Después del estudio pertinente, se decide junto a otorrinolaringología (ORL), intervención quirúrgica (IQ) de la lesión vía endoscópica endonasal.
Evolución
La paciente sigue controles habituales en neurooftalmología, ORL y oftalmología. Persiste una amaurosis total del ojo derecho (ya presente antes de la IQ). No existen signos de recidiva actualmente.
Ante una pérdida de visión es fundamental una exhaustiva exploración ocular y también neurológica. La forma de instauración (aguda, etc.) y la presencia de síntomas acompañantes (dolor, etc.) nos puede ayudar en el diagnóstico diferencial. En el caso clínico que nos ocupa la pérdida de visión altitudinal, la pupila con arreflexia y la alteración de la visión de los colores nos hacen sospechar una enfermedad neurológica y nos obligan a derivar al paciente a urgencias hospitalarias.