XXI Jornadas de Residentes y III de Tutores de la semFYC - Cáceres
10 y 11 de noviembre de 2017
Mixto.
Hiperemia conjuntival bilateral.
Enfoque individual
Varón de 70 años que consulta por hiperemia conjuntival bilateral franca, con quemosis y lagrimeo continuo tras haber iniciado un tratamiento con nifedipino retard unos días antes para intensificar su tratamiento antihipertensivo habitual (enalapril) por cifras tensionales subóptimas. Por su cuenta, el paciente se ha tratado con antibioterapia tópica ocular, sin mostrar mejoría alguna, por lo que acude a la consulta para su valoración. Antecedentes personales: síndrome de platipnea-ortodesoxia, cirrosis hepática secundaria a enolismo grave (Child A), tratamiento para deshabituación alcohólica, hipertensión arterial, esplenomegalia, anemia microcítica.
Dada la exploración física, es remitido a Urgencias de Oftalmología.
Pruebas complementarias: exploración oftalmológica: AO: córnea clara, cámara anterior profunda, pseudofaquia OD, afaquia OI. Pupila derecha desplazada hacia arriba. Hernia de pigmento en pupila OI. Edema palpebral inferior AO con ectropion cicatricial.
Enfoque familiar
Paciente natural de Chile. Vive solo en Mallorca desde hace años, y es independiente para las actividades basales vida diaria. Realizó tratamiento para deshabituación alcohólica, y es abstemio desde febrero de 2015.
Diagnóstico diferencial
Juicio clínico: edema palpebral alérgico bilateral, probable reacción adversa medicamentosa (RAM) a nifedipino.
Diagnóstico diferencial: conjuntivitis virales, bacterianas, de contacto.
Tratamiento
Se inició tratamiento con dexametasona tópica, suspendiéndose de inmediato la causa más probable de la patología (nifedipico). Se precisaron controles oftalmológicos seriados y continuos, dada la afectación ocular. Se realizó notificación («tarjeta amarilla») de la RAM.
Evolución
Resolución completa de la clínica sin secuelas.
La farmacovigilancia tiene como objetivo identificar nuevos riesgos asociados a los medicamentos, ya sea porque son desconocidos o porque se presentan con mayor gravedad o frecuencia de la esperada. Uno de los métodos más eficientes es la notificación de reacciones adversas medicamentosas. Un proceso de notificación permite mejorar e implementar la seguridad de los pacientes en diferentes sentidos: alertando de nuevos riesgos, compartiendo la información sobre nuevos métodos para prevenir errores y creando una cultura de seguridad. El análisis de los datos permite revelar tendencias y riesgos que requieren nuestra atención. Todo ello, siempre orientado a mejorar la calidad asistencial.