Asumir una nutrición parenteral domiciliaria (NPD) desde un Centro de Salud Rural en una paciente que no cumple criterios basándose en la Guía de Ministerio de NPD, con el fin de aportar su máximo beneficio.

Adquirir conocimientos  y habilidades para el adecuado manejo de una NP y conseguir un abordaje multidisciplinar longitudinal y transversalmente.

Se acepta la propuesta de asumir una NPD de una paciente, en una zona básica de salud rural, siendo esta la única vía posible para retornar a su domicilio.
Se consigue un compromiso por parte de la gerencia de formación adecuada en dicha técnica, coordinación con farmacia  para el transporte y correcta conservación de la NP y el compromiso de adecuar una vivienda que previamente se encontraba en una situación deplorable.
Se inician visitas diarias por parte de enfermería en horario de mañana y tarde para recambio de la NP, así como revisiones periódicas de facultativos y trabajadora social, contando con la comunicación a través del 112 en caso de cualquier incidencia.
Dicha situación se mantiene durante un periodo de dos meses, durante el cual no se manifiesta ninguna complicación a nivel local/sistémico.

La nutrición parenteral supone un nuevo enfoque en el cuidado domiciliario que permite un correcto tratamiento nutricional favoreciendo autonomía del paciente, disminuyendo el coste y las morbilidades asociadas a la hospitalización.
Es necesario un programa de formación adecuado para profesionales, pacientes y cuidadores.
La existencia de canales de comunicación ágiles y de fácil acceso de forma multidireccional entre el equipo hospitalario, atención primaria y familia podrían minimizar los problemas y facilitar la resolución de los mismos.

Aunque se trata de una técnica de difícil implantación, que precisaría guías de actuación y monitorización continua, los beneficios que representa para los pacientes que la reciben, justifica los esfuerzos realizados para contribuir a su desarrollo.