XXXVI Congreso de la semFYC – A Coruña
del 9 al 11 de junio 2016
Incluye urgencias en Atención Primaria, urgencias hospitalarias y especialistas
Caso multidisciplinar.
Paciente de 45 años con dolor en miembro inferior derecho de varias semanas de evolución.
Enfoque individual
Antecedentes personales: fumador de 4 cigarrillos al día, obesidad tipo I, síndrome ansioso-depresivo.
Anamnesis: dolor en extremidad inferior derecha desde hace varias semanas tras un esfuerzo físico.
Exploración: edema y eritema en un 1/3 distal sin aumento de la temperatura, no se palpa cordón.
Pruebas complementarias: en urgencias hospitalarias se le realiza eco-doppler: trombosis venosa profunda en el sector poplíteo. También analítica completa destacando: dímero D 5157.
Enfoque familiar
Desde hace varios años presenta un síndrome ansioso-depresivo relacionado con problemas laborales, además se encuentra en el ciclo vital III de la OMS ( final de la extensión) con una sobrecarga familiar, este cuadro le generó disfunción eréctil que agravó sus problemas de pareja. La patología que presenta ahora le aconseja abandonar el hábito tabáquico, adelgazar y evitar actividades físicas de contacto, circunstancias que acrecentaron sus problemas, además la introducción de la anticoagulación en pacientes jóvenes suele crear sensación de enfermedad grave.
Desarrollo
Trombosis venosa profunda poplítea derecha, haciéndose diagnóstico diferencial con patología traumática.
Tratamiento
Al paciente se le dio el alta con enoxaparina, interconsulta a medicina interna e inicio de tratamiento con acenocumarol (sintrom).
Evolución
Tras seguimiento por medicina interna fue derivado a hematología para estudio de hipercoagulabilidad por sospecha de síndrome antifosfolípido, confirmándose posteriormente. Sigue en tratamiento anticoagulante.
El síndrome antifosfolípido es una enfermedad autoinmune que afecta a la hipercoagulabilidad, como consecuencia el paciente tiene que medicarse con anticoagulantes indefinidamente, creando en algunos pacientes la sensación de enfermedad grave que puede hacer que limite sus actividades habituales. En este punto, el médico de familia tiene que manejar la angustia del paciente e intentar normalizar la situación para mejorar su calidad de vida, explicándole lo mejor posible su enfermedad, sus riesgos y todas aquellas dudas que tenga el paciente.