XXXVI Congreso de la semFYC – A Coruña
del 9 al 11 de junio 2016
Atención Primaria, Urgencias.
Caso multidisciplinar
Dolor torácico.
Enfoque individual
Antecedentes personales:
Varón, 18 años. Meningitis vírica en la infancia. Apendicectomizado.
Anamnesis:
Refiere dolor precordial no irradiado desde esta mañana, punzante, que empeora al inspirar y mejora al estar sentado. Le duele la garganta desde hace unos días.
Exploración:
A nivel general destaca temperatura de 38.3 ºC. Por aparatos y sistemas destacar orofaringe y tímpano derecho hiperémicos. No existe roce pericárdico, hipotensión ni ingurgitación yugular.
Pruebas complementarias:
EKG: elevación del ST con concavidad superior de forma difusa, disminución de PR más significativa en II (imagen 1). Analítica y radiografía de tórax sin alteraciones.
Enfoque Familiar
Tipo de Familia: nuclear con parientes próximos.
Fase IIB del ciclo vital familiar (Extensión).
Buena red social y apoyo emocional. Escala de apoyo funcional de Duke: 48 puntos.
Escala de Reajuste Social de Holmes y Rahe: 85 puntos.
Desarrollo
Pericarditis aguda. Diagnóstico diferencial con otras causas de dolor precordial como neumotórax, neumonía, taquiarritmia…
Tratamiento
Reposo, antiinflamatorios no esteroideos (AINE) e inhibidor de la secreción ácida mientras duraron los síntomas, reduciendo la dosis a la mitad dos semanas más. Se deriva a urgencias para completar las pruebas complementarias. Se deriva de forma preferente a consulta de Cardiología. Se revisa en consulta.
Evolución
Favorable. Completa resolución del cuadro en unos días.
La pericarditis aguda posee una etiología diversa aunque la más frecuente es viral; otras veces es autoinmune, metabólica, neoplásica… Se caracteriza por dolor precordial punzante u opresivo que aumenta al inspirar y que mejora al sentarse y respirar superficialmente. Puede acompañarse de fiebre, disnea o mialgias. Podemos auscultar el roce pericárdico, otras no. En el EKG podemos encontrar elevación cóncava del ST, disminución del PR y ondas T altas y picudas. Su diagnóstico por tanto, es clínico. Y su tratamiento es sintomático con AINE, y de la enfermedad de base caso de haberla. Está por tanto a nuestra disposición diagnosticar y tratar este cuadro, así como reconocer signos de alarma que orienten hacia las dos principales complicaciones de la pericarditis: derrame pericárdico y taponamiento cardíaco. Estos signos incluyen hipotensión, ingurgitación yugular, tonos cardíacos apagados, pulso paradójico o signos de bajo gasto cardíaco. Como siempre, anamnesis y exploración son nuestras mejores herramientas.