XXXV Congreso de la semFYC - Gijón
del 11 al 13 de junio 2015
Servicios Urgencias
Caso multidisciplinar
Disastria y disminución del nivel de conciencia
Enfoque individual
Varón de 47 años. Antecedente de ACV hemorrágico hace diez años, con hemiparesia izquierda residual, dependiente para la mayor parte de ABVD. HTA a tratamiento con un IECA y un beta-bloqueante.
Su esposa solicita asistencia en domicilio por disartria y disminución del nivel de conciencia (ECG 14). Se envía a la UVI móvil, encontrando bradicardia que requiere 0,5mg de atropia. La temperatura corporal era 33ºC.
Su esposa niega haber sacado al paciente a la calle, pero refiere haber notado progresivo deterioro del nivel de conciencia a lo largo del día.
Ya en el hospital, el paciente presenta disartria, disminución de fuerza generalizada y bradicardia en torno a 38lpm, sin signos de IC. La temperatura corporal era de 32,8ºC.
ECG: ritmo sinusal a 35 lpm, con onda J de Osborn, característica de hipotermia. Resto normal.
Enfoque Familiar
Transcurre en medio rural. El paciente vive con su cuidadora que es además su esposa. Dependen económicamente de los ingresos del paciente; no pueden pagar el gasóleo para la calefacción y tienen que emplear estufas que encienden por la noche. En los días fríos, abriga al paciente con mantas en su cama. No tienen más familia.
Desarrollo
El diagnóstico diferencial inicial era un ACV. Se planteó también bradicardia por fármacos. Finalmente, con la temperatura corporal y la onda J de Osbron en el ECG, el diagnóstico definitivo fue hipotermia, causante tanto de la bradicardia como de la clínica neurológica.
La pobreza energética es la principal causa de este caso.
Tratamiento
Se mantuvo al paciente en urgencias con mantas térmicas y monitorización cardiaca hasta resolución de la bradicardia al aumentar la temperatura corporal.
Se consultó con servicios sociales.
Evolución
Al corregirse la temperatura corporal, se resolvieron la clínica neurológica y la bradicardia.
El problema socioeconómico sigue pendiente de resolverse.
Como médicos de familia debemos alertar y concienciar de este tipo de situaciones en las que se palpa de manera tan clara la influencia de lo social y económico en la salud. Además, debemos tener en cuenta los grupos de riesgo para este tipo de eventos, en este caso un paciente con alteración del centro termorregulador.