XXXIX Congreso de la semFYC - Málaga
del 9 al 11 de mayo de 2019
Atención Primaria
Caso multidisciplinar
Descenso de TSH
Enfoque individual
Mujer de 68 años. Sin AMC. HTA, DM y DLP. IAM con 45 años. Roncadora habitual. En analítica rutinaria se detectan cifras en límite bajo de TSH (0.11) T4L 1.01 y T3 1.10. A la anamnesis, la paciente niega pérdida de peso, nerviosismo u otra sintomatología asociada. Revisando analíticas previas desde 2016 la paciente presentaba cifras de TSH en límite bajo, motivo por lo que se inicia tratamiento con metimazol y se deriva a Endocrino.
EF: TA 168/92 FC 71 Peso:65kg. Talla: 146 cm. No se palpa tiroides. Destaca a la inspección mirada leonina, manos en espada y aumento de partes blandas. No indentaciones, pero sí diastema y pérdida de piezas dentales. Refiere que no le sirve la alianza y aumento del número de calzado en dos tallas en los últimos años.
Ante la sospecha diagnóstica, se solicita: Ecografía tiroidea: tres micronódulos en LTI y un nódulo hipoecoico y heterogéneo en LTD. IGF-1: 579 (N hasta 238), GH:2.5. Gammagrafía tiroidea: BMN con nódulo autónomo en lóbulo tiroideo derecho. Colonoscopia: micropólipos. Ecocardiografía:normal.
RMN hipofisaria: microadenoma en porción basal izquierda de adenohipófisis.
El aspecto físico característico sugiere el diagnóstico de acromegalia que se confirma bioquímicamente, tratándose de un adenoma hipofisario productor de GH.
Diagnóstico diferencial: el no reconocimiento de la enfermedad por ser el motivo de consulta un hipertiroidismo por un nódulo autónomo (Enfermedad de Plummer) y ser las comorbilidades típicas de la acromegalia muy comunes en la práctica clínica.
Tratamiento y planes de actuación
Pendiente de cirugía transesfenoidal.
La acromegalia es una enfermedad de baja incidencia pero con gran repercusión en cuanto a comorbilidades,constituyendo un reto diagnóstico. Llama la atención que la paciente nunca hubiese consultado en AP por los cambios físicos manifestados.
Debido a que los signos y síntomas característicos son de aparición lenta, el diagnóstico suele retrasarse hasta una década, siendo precisa una alta sospecha diagnóstica y experiencia clínica para el diagnóstico. De ahí, la importancia de tenerlo presente en AP, ya que el médico de AP es el que hace un seguimiento evolutivo a lo largo de la vida del paciente y puede percatarse de los cambios físicos que experimenta.