XLIV Congreso de la semFYC - Barcelona
14-16 de noviembre de 2024
En los pacientes crónicos y complejos debemos reflexionar si la aplicación estricta de la Guía de la Práctica Clínica (GPC) es nuestro objetivo de salud.
La prescripción farmacológica basada en la aplicación de las GPC para cada patología de las personas con morbimortalidad, suele acabar condicionando situaciones de polifarmacia (5 o más fármacos de forma crónica) o de polifarmacia excesiva (10 o más fármacos de forma crónica) con la probable afectación a la seguridad del paciente.
La polifarmacia se asocia a un riesgo mayor de prescripción inadecuada y secundariamente, a efectos adversos medicamentosos que son superiores al propio beneficio terapéutico que representa para la persona. No hay evidencia suficiente de su indicación en el momento actual de su vida o a la dosis es innecesariamente elevada o reducida.
Uno o más fármacos no alcanzan el objetivo terapéutico por el que se han prescrito. Se prescriben durante más tiempo del necesario, por lo que existe un elevado riesgo de interacción con otro fármaco o con otras patologías. Existen duplicidades terapéuticas. También debemos tener en cuenta que el paciente no quiere o no puede tomar alguno de los fármacos prescritos.
El objetivo terapéutico individual con toma de decisiones compartidas debería mejorar la supervivencia, mantener o mejorar la funcionalidad y priorizar el bienestar.
Debemos identificar los fármacos con un objetivo preventivo e intentar encontrar la coherencia entre los objetivos de prescripción y el objetivo terapéutico.
Plantear la adecuación terapéutica de acuerdo con los problemas de la salud y de la aplicabilidad de las GPC para tratarlos en aquellas personas de alta complejidad y enfermedad avanzada.