En los últimos años hemos observado un incremento en la supervivencia de los pacientes oncológicos. Todos ellos tienen unas características clínicas particulares, más de la mitad presentarán efectos secundarios o secuelas a largo plazo como consecuencia directa del tratamiento del tumor y los médicos de familia debemos conocer cómo individualizar el seguimiento de estos pacientes. Existen guías de práctica clínica que proporcionan recomendaciones para la detección y el manejo de los efectos tardíos en los pacientes con antecedente de enfermedad oncológica, según exposición y dosis acumulada de cada tratamiento. Además, existen unidades especializadas en el seguimiento a largo plazo de pacientes con antecedente de neoplasia infantil en varias comunidades autónomas.

Las particularidades de los pacientes con antecedentes oncológicos hacen que los profesionales de atención primaria necesitemos conocer y saber identificar los efectos a largo plazo que pueden presentar tras su tratamiento. De la misma manera debemos estar familiarizados con cómo adaptar las escalas y cribados poblacionales según el tipo de terapia que hayan recibido.

El seguimiento de estas guías podría aplicarse de forma generalizada en todos los centros de salud, favoreciendo el tratamiento personalizado de los pacientes con antecedente oncológico.