XL Congreso Nacional y I Congreso Virtual de la semFYC - Valencia
del 15 de septiembre al 6 de octubre de 2020
Atención Primaria, Dermatología.
Prurito generalizado y lesiones de rascado.
Enfoque individual
Mujer de 45 años con antecedentes de anemia ferropénica, rinitis alérgica, acné en juventud tratado con isiotretinoína, herniación lumbar y ansiedad con pérdidas de memoria, acude por prurito generalizado que provoca rascado con excoriaciones, sin alivio. No fiebre ni otra sintomatología de interés.
Tratamiento habitual: Lorazepam a demanda, Paroxetina 20mg/d, Zolmitriptán 5mg/d, Cetirizina 10mg/d, Levocabastina colirio, Paracetamol 1g/8h, Metamizol 575mg/8h, Desketoprofeno 25mg/8h.
Enfoque familiar y comunitario
Vive con su marido. El prurito le impide trabajar y vivir con normalidad, pide incapacidad laboral temporal que se tramita.
Juicio clínico, diagnóstico diferencial, identificación de problemas
Sospecha de neurodermatitis y atopia cutánea con exacerbación por el rascado. El prurito y las lesiones son de características atípicas. Incapacidad para desarrollar vida normal.
Tratamiento y planes de actuación
Se inicia tratamiento con corticoides tópicos y aumentamos dosis de antihistamínico. Seguimiento por Dermatología.
Evolución
La evolución clínica consiste en la aparición progresiva de nódulos cutáneos de 0,5-1 cm de diámetro que comienzan en EEII y que se han generalizado, simétricamente, incluyendo cara y cuero cabelludo, desarrollando necrosis del tejido adyacente.
En Dermatología se realiza analítica que muestra IgE elevada (136), Hemoglobina 107 g/L, PCR, VSG y resto de parámetros en rango y biopsia “punch” informada de dermatosis perforante adquirida.
Se inicia Fototerapia UVB que no es efectiva (17 sesiones). Finalmente, se diagnostica de Colagenosis Perforante.
Inicia baños de permanganato potásico, con aplicación de betametasona/gentamicina y Clobetasol, además de Cetirizina 10 mg/d. También realiza baños de avena y se mantiene Fototerapia.
Tras este tratamiento, las lesiones nodulares, que llegaron a necrosar el tejido adyacente, regresaron, tomándo una textura cérea y cayendo espontáneamente, pero dejándo cicatrices dérmicas generalizadas.
Nunca debemos pasar por alto un síntoma que a priori pueda parecer banal, pues puede acabar, con fundamento diagnóstico, distorsionando la vida de nuestros pacientes.
Es el conocimiento holístico del paciente el que permite su manejo. La pauta de seguimiento, la derivación correcta y el apoyo emocional son las claves para mantener la esperanza en pacientes con problemas graves de larga evolución sin diagnóstico, y esto solo lo puede realizar el Médico de Familia.