Los objetivos principales son el trabajo en equipo, la optimización de las agendas de atención primaria y la mejora de la calidad asistencial.Los objetivos secundarios son la desjerarquización médica-enfermera a los ojos de los y las pacientes, y la construcción de confianza en ambas profesiones para pedir asesoramiento en sus problemas de salud.

Durante mi residencia, roté en un centro de salud rural en el que había tal compenetración y sintonía en los equipos de atención primaria, que todos los días, médica y enfermera del mismo cupo repasaban juntas las agendas de cada una del día siguiente. De esta forma, coordinaban intervenciones a los y las pacientes que lo requiriesen, programaban seguimientos conjuntos y debatían sobre el manejo de cada paciente. Los y las paciente, a su vez, veían a su médica y a su enfermera como miembros de la misma categoría de un equipo de salud, cada una de ellas especializada en determinados campos, desapareciendo las jerarquías clásicas. Además, cuando alguna de las dos se retrasaba por cualquier motivo, la otra le ayudaba pasando consulta del resto de pacientes.

Con esta intervención en las agendas se consigue una inmensa coordinación sociosanitaria y un abordaje multifactorial de los y las pacientes. Además, desarrolla de forma exponencial el trabajo en equipo, que queda manifiesto en el cambio de mirada que hace la población a su médica y a su enfermera, viendo a ambas como gestoras de salud. Esta forma de trabajo solo es posible con voluntad de trabajo en equipo y, por supuesto, con continuidad asistencial.

Se puede aplicar en cualquier agenda de atención primaria de cualquier centro. Además, se puede implicar a los y las auxiliares administrativos cuando conocen a los y las pacientes y saben sus motivos de consulta, lo cual suele pasar con frecuencia en centros rurales.