- Reconocer las diferentes formas de actuación comunitaria según el entorno social.

- Potenciar la actividad asistencial con atención continuada en ambiente rural.

- Aprender a desarrollar actividades comunitarias orientadas a la prevención y promoción de la salud.

- Potenciar el control y manejo de enfermedades crónicas en un ámbito rural, sobre todo en población envejecida y con bajo nivel educativo.

- Aprender gestión de domicilios en región orográfica complicada y alejada del hospital de referencia.

Mi labor principal fue la atención a los pacientes de la consulta de atención primaria, incluyendo realización de técnicas como infiltraciones articulares y realización de inmovilizaciones articulares. Por otra parte, pude asistir y colaborar en la realización de ecografía abdominal en el centro, así como participar de forma activa en atención continuada y atención del paciente en domicilio.

La rotación fue una experiencia muy enriquecedora a nivel personal y profesional. Tuve la oportunidad de aprender de otros profesionales de la Medicina Familiar y Comunitaria, no solo en cuanto a atención sanitaria sino también en cuanto a gestión de un cupo, listas de espera y recursos.

Debido a la situación covid, la mayoría de los proyectos de atención comunitarias estaban parados, aunque esto me permitió aprender, gracias a la labor principalmente de enfermería, de promoción de la salud haciendo énfasis en la prevención con la campaña de vacunación que se estaba llevando a cabo.

Aunque las guías diagnósticas y terapéuticas no suelen diferenciar entre medicina urbana y rural, la realidad es que la práctica difiere mucho en función del ámbito en que se lleve a cabo tanto la atención asistencial como comunitaria.

Estas rotaciones permiten ampliar la visión que se obtiene durante la residencia, de forma que se consigue una visión más global del paciente, y favorece profundizar en la atención centrada en las personas.