Durante la pandemia del COVID19, nuestros pacientes nos han transmitido frecuentes muestras de descontento por los cambios en la atención sanitaria habitual. Tras varios encontronazos y mucho caos organizativo, la comisión de actividades comunitarias, con la colaboración de ayuntamientos, asociaciones y personas voluntarias, organizamos un proyecto informativo sobre el funcionamiento de los consultorios.

Durante este año hemos realizado cuatro campañas, mediante carteles y vídeos difundidos en las redes sociales y por WhatsApp:
- La primera, al suspender la atención presencial. Los profesionales de los centros mostrábamos mensajes claros sobre cómo acceder al centro para solicitar atención sanitaria.
- La segunda, al detectarse los primeros casos de COVID, explicando la actuación recomendada al ser caso sospechoso o contacto estrecho.
- La tercera, en verano, con la incidencia muy baja. Vecinos de nuestros cinco pueblos nos recordaron las medidas de protección importantes de mantener.
- La última, al cerrar perimetralmente uno de los municipios, tras superar una incidencia acumulada de 2 000 casos/100 000 habitantes. La realizamos en castellano y árabe y explicábamos la situación y los cambios organizativos implantados en el centro de salud.

No hemos cuantificado las quejas recibidas antes y después de cada campaña, pero nuestra sensación subjetiva ha sido positiva. La acogida y difusión del material editado fue buena, con amplia colaboración de los ciudadanos. Una comunidad informada se implica más en el seguimiento de las pautas sanitarias que una a la que se le imponen medidas que, en muchos casos este año, han sido drásticas y con una gran incertidumbre.

Este es otro ejemplo más sobre el papel que tiene la comunidad como ámbito de acción y educación, para hacer frente a las necesidades de salud de nuestra población. Esta será una de las principales cosas positivas aprendidas de las situaciones tan duras que hemos vivido durante la pandemia.