XXXV Congreso de la semFYC - Gijón
del 11 al 13 de junio 2015
Atención Primaria.
Caso multidisciplinar. Ginecología, Urología, Neurología.
Paciente de 62 años que presenta dolor a nivel perineal de varias semanas de evolución que se intensifican a lo largo del día y mejoran con el decúbito supino. Presenta aumento de la frecuencia y urgencia urinaria. No alteración del hábito intestinal. No fiebre. No antecedente traumático.
Enfoque individual
Antecedentes personales: mujer de 62 años. Intervenida de 3 cesáreas, hemangioma cavernoso a nivel del peñasco con parálisis facial izquierda secundaria y tumor de Abrikossoff.
Anamnesis y exploración física: Consciente, orientada y colaboradora. Buen estado general. Buen estado de hidratación de piel y mucosas. Normocoloreada. Eupneica en reposo. Afebril. Revisión ginecológica acorde a la edad de la paciente sin alteraciones. Clonus en miembro inferior izquierdo, resto de exploración neurológica normal. No presenta lesiones externas a nivel perineal. Test de la pinza rodada (skin rolling) positivo.
Pruebas complementarias: se le realizaron pruebas analíticas (bioquímica, hemograma, coagulación), sistemático y sedimento de orina, radiografía de tórax normal. En la radiografía de columna-lumbosacra: disminución del espacio intervertebral L5-S1. RNM columna lumbosacra: cono medular sin alteraciones, ligero abombamiento L5-S1, L4-L5 y L3-L4.
Enfoque familiar
Mujer de 62 años, médico, jubilada, vive con su marido, ambos sin deterioro cognitivo y autónomos.
Desarrollo
La paciente es diagnosticada de Síndrome de atrapamiento del nervio pudendo. Se realizó el diagnóstico diferencial con patología ginecológica, urológica y neurológica (ependimoma, lesión del cono medular).
Tratamiento
La paciente comenzó tratamiento con Pregabalina a dosis de 150 mg cada 12 horas.
Evolución
La paciente en la actualidad se encuentra con síntomas mínimos con dosis bajas de pregabalina (25 mg en toma nocturna).
El síndrome del atrapamiento del nervio pudendo es mas frecuente de lo que pensamos; el problema radica en la cantidad de especialidades involucradas en su diagnóstico (ginecología, urología, neurología, traumatología...) por lo que es importante la labor del médico de cabecera en su diagnóstico y tratamiento. Nuestra labor debe centrarse en hacer un correcto diagnóstico diferencial y derivar al paciente a los servicios adecuados para descartar patología orgánica que pudiera justificar sus síntomas.