ÁMBITO DEL CASO
Atención Primaria y Dermatología.
MOTIVO DE CONSULTA
Malestar general y lesiones cutáneas.
HISTORIA CLÍNICA
Enfoque individual
Mujer de 37 años sin alergias medicamentosas conocidas con antecedentes personales de hipotiroidismo y amigdalectomía. Exfumadora, sin hábitos tóxicos. Tratamiento habitual: norgestimato/etinilestradiol y levotiroxina. Acude por malestar y persistencia de lesiones cutáneas papuloeritematosas. Refiere que hace 10 días estaba de cámping en Alicante y que empezó con clínica de faringitis y fiebre de 38,2 ºC, y que le pautaron azitromicina a los 2 días de aparición brusca de lesiones cutáneas sensibles al tacto distribuidas en escote, tronco y aisladas en extremidades. La paciente niega haber utilizado nuevos cosméticos y sí que refiere exposición solar. TA: 130/80 FC: 74, SatO2: 99%. Sin adenopatías, sin muguet. Placas anulares eritematosas, resto de la exploración anodina. Ante la sospecha de un dudoso eritema multiforme se decide derivar a Dermatología para realización de biopsia cutánea que confirmó una dermatosis neutrofílica compatible con síndrome de Sweet. Rx de tórax: normal. Analítica: leucocitosis con neutrofilia, plaquetas: 424.000, VSG: 6 mm, GOT, GPT normales, salvo GGT58. PCR < 1.Serologías negativas. ANCA negativo.
Enfoque familiar
Vive en domicilio con marido y dos hijos (7 y 5 años) con calendario vacunal completo. No tiene animales domésticos.
Diagnóstico diferencial
Síndrome de Sweet clásico. Diagnóstico diferencial: eritema exudativo multiforme, toxicodermia, lupus cutáneo, vasculitis urticariforme. Identificación de problemas: el amplio diagnóstico diferencial que surge ante lesiones cutáneas.
Tratamiento
Prednisona en pauta descendente.
Evolución
Mejoría tras tratamiento .Aproximadamente a los 2 meses desaparecieron las lesiones.
CONCLUSIONES
El síndrome clásico es más frecuente en mujeres entre 30 y 50 años y a menudo está precedido por síntomas de infección de vías respiratorias superiores. No es habitual que afecte a mucosas. De forma característica, los pacientes suelen presentar fiebre, aunque también pueden tener leucocitosis, malestar y artralgias. Dado que es una enfermedad poco frecuente, no es habitual establecerla como diagnóstico diferencial en un primer momento, pero debe tenerse en cuenta, ya que es un marcador de diversas enfermedades internas, entre las que destacan las enfermedades inflamatorias e infecciosas y varias neoplasias, especialmente de origen hematológico. El conocimiento de enfermedades raras por parte del médico de Atención Primaria conduce a una derivación correcta y un manejo temprano del paciente.