XXXVII Congreso de la semFYC – Madrid
del 4 al 6 de mayo 2017
Atención primaria. Dermatología.
Caso multidisciplinar.
Úlceras, prurito.
Enfoque individual
Enfoque individual: No AMC, sin hábitos tóxicos.
Como diagnósticos relevantes presenta: fibrilación auricular crónica, diabetes mellitus tipo 2, adenocarcinoma de próstata (tratado), dislipemia e incontinencia urinaria.
Anamnesis: Varón de 81 años en seguimiento por enfermería para curas de úlceras inguinales que no mejoran. Inicialmente se realiza cultivo que resulta negativo. Se considera que es debido a la incontinencia urinaria y la humedad de la zona y se prescribe colector de orina sin mejoría clínica. A los 3 meses de la aparición de las úlceras aparece prurito generalizado y a las 2 semanas, máculas eritematosas, no descamativas en tórax y extremidades. Se trata con antihistamínicos con mejoría parcial del prurito pero persistencia de las lesiones. Al mes del inicio de las máculas aparecen lesiones ampollosas en espalda y extremidades, se orienta el caso como Penfigoide ampolloso y se deriva al servicio de Dermatología para realización de biopsia, antes de iniciar tratamiento, que confirma el diagnóstico.
Exploración inicial: erosiones inguinales con bordes activos.
Exploración final: máculo-pápulas eritematosas algunas erosionadas y excoriadas generalizadas en tronco y las 4 extremidades. En extremidad inferior izquierda erosión redondeada. En región inguinal maceración y alguna erosión.
Enfoque familiar
Casado, vive con su mujer.
Desarrollo
Diagnóstico diferencial: úlceras por roce y humedad, pemfigoide ampolloso, dermatitis alérgica.
Tratamiento
Tratamiento inicial: acetónido de triamcinolona al 0,1 % en tronco y extremidades y fórmula magistral de hidrocortisona 1%, ketoconazol 2% y óxido zinc 5% en zona del pañal.
Tratamiento final: prednisona oral en pauta decreciente.
Evolución
Evolución: El paciente presenta mejoría parcial de las lesiones con el tratamiento tópico. Al iniciar el tratamiento oral se consigue resolución del prurito, ampollas y úlceras.
El seguimiento longitudinal que se desarrolla en Atención Primaria permitió objetivar la evolución del paciente y llegar al diagnóstico definitivo cuando aparecieron las lesiones características de la enfermedad que podrían no haber sido detectadas si el seguimiento se hubiera realizado por diferentes profesionales.