I Jornadas de Ecografía de la semFYC
22 y 23 de febrero de 2019
Servicio de Urgencias.
Dolor de pierna.
Enfoque individual
Mujer de 56 años, sin alergias a medicamentos ni antecedentes médicos de interés que acude por dolor en cara posterior de pierna derecha con impotencia funcional. Hace 10 días presentó un dolor agudo en el tobillo, mientras subía unas escaleras, por el que no consultó pensando que se trataba de un esguince. Desde entonces camina con muletas.
Extremidad inferior derecha: hematoma en resolución a nivel de tobillo con edema hasta tercio medio de pierna. No dolor a la palpación de relieves óseos. Escalón a la palpación de tendón calcáneo (“signo del hachazo”), doloroso, con escasa flexión plantar a la compresión de la masa gemelar (Thompson positivo). Homans positivo sin eritema, aumento local de temperatura ni cordón venoso palpable. Neurovascular conservado.
Hallazgos ecográficos
Ecografía en centro de salud: sospecha de rotura de tendón de Aquiles.
Pruebas complementarias
Radiografía de tobillo derecho: no patología aguda.
Desarrollo
Se le deriva a Urgencias hospitalarias para confirmación diagnóstica. En ecografía de partes blandas se observa engrosamiento e hipoecogenicidad del tendón, con un diámetro transversal de 14,2 mm y anteroposterior de 10 mm. Además, una imagen lineal ecogénica sugestiva de calcificación tendinosa, de 7 mm. En el seno del tendón, a nivel del tercio medio de la pierna, zonas más hipoecoicas que podrían corresponder con roturas intrasustancia. Conclusión: rotura parcial de tendón de Aquiles derecho.
Tratamiento
Dados los hallazgos ecográficos y la clínica se decide tratamiento con férula en equino y revisión en una semana en consulta de Traumatología.
Evolución
Al tratarse de una lesión de grado 1, el reposo del músculo durante unas 3 semanas con posterior rehabilitación (de 3 a 6 semanas), conseguirá una cicatriz madura elástica.
La rotura fibrilar se caracteriza por dolor repentino e intenso que impide el movimiento del músculo, el cual se hincha y asocia hematoma. La etiología puede ser desde una sobrecarga deportiva o resultado de una mala preparación muscular. El tratamiento será conservador o reparación quirúrgica, en función del grado de la lesión.
La ecografía informa de la cuantía de la rotura fibrilar siendo un método inocuo y accesible para el médico de Atención Primaria con un entrenamiento previo.