XLIV Congreso de la semFYC - Barcelona
14-16 de noviembre de 2024
Atención Primaria.
Mujer de 55 años con debilidad en mano derecha.
Enfoque individual
Antecedentes personales: trastorno depresivo en tratamiento con paroxetina 20 mg al día, fumadora de 4-5 cigarrillos.
Desde hace un año, presenta síntomas poco específicos por los que ha consultado a varios especialistas: dolor neuropático en cadera derecha con radiografía de pelvis, normal. Cefalea tensional inespecífica con tomografía craneal normal, disestesias en miembro inferior con exploración y reporte de neurología, normal.
Acude a atención primaria, por debilidad y torpeza manipulativa en mano derecha, sin alteración sensitiva, de 7 días de evolución, habiéndose acostado el día previo al evento, asintomática.
Al examen físico presenta mano caída, perdida de fuerza extensora y flexora, prono y supinadora de la muñeca, sin predominio en ningún nervio e incapacidad para levantar un objeto. Exploración neurológica normal, sin alteraciones de funciones superiores, no disartria, lenguaje conservado, contaje de dedos menos agiles respecto a contralateral, sensibilidad normal sin áreas de hipoestesias, marcha estable.
Serologías negativas, analítica sanguínea anodina.
Se deriva urgente por sospecha de enfermedad desmielinizante.
Juicio clínico, diagnóstico diferencial, identificación de problemas
Esclerosis múltiple de inicio tardío. Primer brote en forma de torpeza motora aislada de mano derecha.
Tratamiento y planes de actuación
Corticoterapia intravenosa por 4 días y 1 día oral.
Evolución
Paciente es ingresada en Neurología. Punción lumbar negativa, en resonancia de cráneo presenta múltiples lesiones de sustancia blanca de forma ovalada con captación en anillo sospechosas de lesiones desmielinizantes. Tras corticoterapia presenta mejoría de debilidad, menor torpeza, siendo capaz de manipular objetos con precisión.
Un paciente hiperfrecuentador con síntomas poco específicos y no aclarados es un misterio sin resolver. Es aquí donde el médico de familia cumple su mejor papel: entender al paciente como un todo y no verlo como un sólo síntoma repetitivo, aislado o encerrarlo en el cajón «psiquiátrico». Realizar un seguimiento cercano y escuchar, sigue siendo la mejor herramienta diagnóstica.