Atención Primaria, ámbito rural, salud mental, CTA.
Paciente de 54 años que consulta por ansiedad.
Enfoque individual
AP: CBP, asma.
Anamnesis: Siempre ha tenido altibajos en salud mental y ahora se siente mal, ánimo triste y sensación de hacer daño a su familia. El paciente reconoce consumo de alcohol y cocaína frecuentemente.
Enfoque familiar y comunitario
Escala de acontecimientos vitales estresantes de HOLMES Y RAHE en el último año: enfermedad COVID propia y fallecimiento del padre, despido laboral y paro, separación matrimonial, drogadicción y alcoholismo, cambio de situación económica, hijo que deja el hogar, problemas legales. Nº DE AVE: 9. PUNTOS >300.
Genograma: disfunción familiar, conflicto de pareja, buena relación con hijos.
APGAR familiar. pese a los conflitos, se siente apoyado por su familia.
Juicio clínico, diagnóstico diferencial, identificación de problemas
Juicio Clínico: Patología dual, episodio depresivo grave+abuso de sustancias.
Tratamiento y planes de actuación
Se inicia tratamiento con sertralina y lorazepam. Se realiza un corto periodo de seguimiento y ante la no mejoría del paciente se deriva a Salud Mental y al centro de tratamiento de adicciones de la comarca.
Evolución
En las dos visitas en consulta de salud mental se valora que hay mejoria de los sintomas depresivos, retirada progresiva de la medicación y recomendación de estancia en centro para tratamiento de las adicciones.
A los 12 dias ingiere medicamentos y alcohol con finalidad de autolisis. Es trasladado a Hospital y valorado por psiquiatría, pero no se ingresa. Acude a nuestra consulta con depresión profunda, la familia y el paciente refieren sentirse abandonados y perdidos. Se niega a acudir más a salud mental ni al CTA.
El residente decide hacer una entrevista individual y familiar, el paciente al sentirse más apoyado va cambiando de actitud, solicita tratamiento para dejar de beber, vuelve al seguimiento del CAT y al final ingresa en un centro de rehabilitación de adicciones. Actualmente se encuentra allí con buena evolución.
En nuestra opinión la evolución del paciente durante este tiempo ha demostrado una carencia de tratamiento realmente efectivo y de la inmediatez que requería. El riesgo autolítico era alto y no se detectó ni se previno.
La patología dual requeriría mayor comunicación entre los distintos profesionales implicados. La implicación del médico de familia y la mejor coordinación con ellos puede ayudar a evitar situaciones similares.