Paciente de 44 años con cefalea y disartria.

Mujer, sin antecedentes patológicos, que acudió al centro de salud tras ser valorada en urgencias por dolor intenso laterocervical derecho, atribuido a mala postura en viaje en avión reciente. Posteriormente comenzó con dificultad para pronunciar palabras e impedimento para movilizar la lengua y manejar el bolo alimenticio. Se categorizó como cefalea mecánica de origen muscular, basándose en pruebas de imagen (TC cerebral, dúplex TSA y dúplex TC).

Adecuado apoyo social y familiar.

Al persistir los síntomas, acudió de nuevo a consulta, observándose en la exploración fasciculaciones en hemilengua derecha, por lo que su médico de familia la remitió de nuevo a urgencias, diagnosticándose en esta ocasión de estatus migrañoso junto con disartria flácida relacionada con el dolor.

De nuevo en urgencias unos días después, se comprobó dificultad para pronunciar algunas letras, desviación lingual en reposo hacia la izquierda, desviación hacia la derecha en la protrusión y fasciculaciones en hemilengua derecha, sugestivo de paresia de hipogloso derecho. La paciente fue ingresada y tras realizarse RM fue diagnosticada de parálisis del hipogloso derecho relacionada con trombosis espontánea de vena yugular interna junto con cefalea secundaria.

Se prescribió terapia anticoagulante.

Mejoría clínica tanto de la cefalea como de la motilidad lingual.

La correcta realización de la exploración neurológica básica por parte del médico de familia permite identificar posibles alteraciones en el sistema nervioso y realizar una adecuada derivación al siguiente nivel de atención. Ante una disartria, que puede ser el resultado de cualquier condición que dañe el control motor de las estructuras necesarias para el habla, incluidos los trastornos cerebelosos o de los ganglios basales, sus características pueden ser útiles en la localización y en el diagnóstico diferencial.