Se realiza una revisión de usuarios de un Centro de Salud en el que incluimos pacientes frágiles y polimedicados, que presentaban una dispensación máxima de absorbentes urinarios junto con fármacos para la incontinencia urinaria. 

El tratamiento no farmacológico (cambio de estilo de vida, ejercicios de suelo pélvico, horario de vaciado vesical) es la primera alternativa que debe contemplarse en todos los pacientes. 

Farmacológicamente, disponemos de varias líneas de tratamiento como el grupo de los anticolinergicos (tolterodina, solifenacida, oxibutinina). Según su farmacocinética, a nivel vesical actúan bloqueando los receptores muscarínicos de la vejiga, inhibiendo las contracciones involuntarias del detrusor durante la fase de llenado de la vejiga. Además, actúan sobre este tipo de receptores situados en otras partes del organismo siendo así responsables de los efectos secundarios que producen a esos niveles como: sequedad de boca, visión borrosa, estreñimiento, retención urinaria, prolongación del intervalo QT, somnolencia; provocando aumento de riesgo de caídas. 

También disponemos de los agonistas selectivos de receptor B3 adrenérgico (mirabegron) que induce la relajación del músculo liso de la vejiga, aumentando la capacidad de la misma; con eficacia muy modesta, similar a los anticolinérgicos.