XXXV Congreso de la semFYC - Gijón
del 11 al 13 de junio 2015
Compartir una experiencia en comunicación durante la enfermedad terminal de un paciente.
Paciente de 83 años diagnosticado de adenocarcinoma de próstata con metástasis costales,húmero izquierdo, palas ilíacas.Además diabético, hipertenso, anticoagulado por dos tvp durante el proceso de terminalidad.La familia decide no decir nada al paciente sobre su enfermedad y su pronóstico y me piden que yo tampoco comunique la situación al paciente.En realidad, la situación comunicacional no es la de "no saber nada"; me enfrento a una conspiración del silencio en la que el paciente también simulaba no saber nada para evitar el sufrimiento de su familia.
Los principales conflictos en la comunicación de la enfermedad terminal están en decir o no decir la verdad y a partir de ahí se establecen los modelos de comportamiento de las familias.Esta situación era cómoda para la familia y aunque pudiera serlo para mí puesto que evitaba enfrentarme a reacciones emocionales imprevistas, se le negó al paciente en todo momento la información y el reconocimiento de su propia muerte, facilitando el aislamiento y la sobreprotección.Intenté desbloquear la conspiración en múltiples ocasiones con " bombas de profundidad" para los familiares, pero la respuesta siempre era la misma.Entendí que el paciente perdiera la confianza porque su pregunta siempre que acudía al domicilio me preguntaba que cuándo lo iba a curar y fomenté el intervencionismo y la iatrogenia que la propia conspiración determinan.
El médico de familia tiene la función de coordinador, de consolador, de comunicador y de certificador en estos procesos.Hay que entrenarse en habilidades comunicacionales que permitan dar la verdad soportable; lo que el paciente sabe, lo que quiere saber, cuándo, dónde.Hay que aprender a manejar los silencios y hay que saber que tenemos la responsabilidad ética y legal de decir la verdad y de permitir que el paciente pueda despedirse como desee.