XXXIII Congreso de Comunicación y salud
del 25 al 27 de abril 2024
Atención Primaria, Atención Domiciliaria, Ámbito Rural.
Hombre de 65 años que consulta por síndrome confusional autoresuelto.
Enfoque individual
Antecedentes personales: no alergias medicamentosas conocidas. No fumador, consumo de OH esporádico. No FRCV conocidos. Lues latente precoz tratada. VIH A2 en control por enfermedades infecciosas con adecuado cumplimiento terapéutico. Intervenido de Dupuytren bilateral y miopía.
Anamnesis: Acude acompañado de su hermano por episodio de amnesia y alteración del comportamiento ocurrido hace 2 días.
Exploración: TA 135/75 mmHg FC 85 lpm SatO2 99% Glasgow 15/15. Exploración neurológica normal.
Pruebas complementarias: analítica sanguínea, ECG y RX de tórax sin hallazgos. RMN cerebral: lesión cerebral corticosubcortical temporal-mesial izquierda, levemente tumefactiva con aumento de perfusión. A nivel de cuerpo amigdalino presenta aspecto sólido-nodular, confirmándose una captación en anillo adyacente. Estudio de LCR sin hallazgos. Biopsia cerebral: glioblastoma multiforme.
Juicio clínico, diagnóstico diferencial, identificación de problemas
Glioblastoma multiforme en paciente VIH con buen control y con deseo de tratamiento paliativo.
Tratamiento y planes de actuación
Tras el diagnóstico, el paciente es citado en oncología para valorar opciones de tratamiento solicitando a posteriori cita en consulta con su médico de familia. Acompañado de su hermano (cuidador principal a partir de dicho momento), relata no querer someterse a tratamientos que alarguen su vida. Solicita realizar documento de voluntades anticipadas para que pueda llevarse a cabo el final de la vida según sus deseos y atención por parte del EAP en su domicilio únicamente con intención de aliviar el sufrimiento. En las primeras visitas nervioso, lábil y con sensación de impotencia. Tras mantener varias entrevistas en las que se realiza escucha activa y se resuelven dudas, se objetiva al paciente más calmado y sin sufrimiento.
Evolución
La evolución del paciente es a empeoramiento progresivo hasta precisar sedación y posterior fallecimiento en su domicilio.
Atender a pacientes con enfermedad avanzada y necesidades de cuidados paliativos es una de las tareas fundamentales a llevar a cabo como médico de familia. La comunicación y la relación médico-paciente, en estos casos, es una herramienta fundamental para poder acompañar de manera integral y con una perspectiva biopsicosocial en la fase final de la vida a nuestros pacientes que hemos seguido a lo largo de los años.