Enfoque individual
Antecedentes personales: No alergias medicamentosas conocidas. Fumador de 52 paquetes/año. HTA en tratamiento farmacológico. Dislipemia. Intervenido de perforación de divertículo intestinal y apendicectomía.
Anamnesis: Acude a consulta de atención primaria refiriendo “mínima” sensación de frialdad y acorchamiento en hemicuerpo izquierdo de 2-3 horas de evolución. Refiere haber sido valorado en punto de atención continuada el día previo por inestabilidad y tratado con sulpirida con mejoría clínica y encontrarse asintomático en este momento con respecto a ello.
Exploración: Constantes en rango. Consciente, orientado y colaborador. Lenguaje coherente y fluido sin alteraciones, no disartria, pupilas isocóricas normorreactivas, no nistagmo, motilidad ocular extrínseca normal, campimetría normal, resto de pares normales, balance motor normal, coordinación normal, sensibilidad conservada con sensación subjetiva de acorchamiento en pie y mano izquierda.
Pruebas complementarias: Analítica sanguínea, electrocardiograma, radiografía de tórax, TAC cerebral y ecocardiograma transtorácico sin alteraciones destacables. Resonancia magnética cerebral y angio-RMN donde se objetiva discreta hiperseñal asimétrica en la vertiente parasagital anterior del mesencéfalo.
Enfoque familiar y comunitario
Paciente de 62 años, conocido por su médico de familia, que acude a consulta de su centro de salud en zona rural muy puntualmente y minimizador de síntomas.
Juicio clínico, diagnóstico diferencial, identificación de problemas
- Juicio clínico: ictus isquémico agudo en territorio vertebrobasilar.
- Diagnóstico diferencial: ictus isquémico agudo, cuadro ansioso, otros.
Tratamiento y planes de actuación
Dadas las características del paciente (factores de riesgo cardiovascular, minimizador de síntomas…) se remite a urgencias hospitalarias para valoración donde posteriormente ingresan a cargo de neurología.
Evolución
El paciente que ingresa por una clínica fluctuante de afectación vertebrobasilar evoluciona de forma satisfactoria encontrándose asintomático al alta.
La longitudinalidad facilita la prevención y el reconocimiento precoz de los problemas de salud mejorando la esperanza y la calidad de vida, resultados que muy pocos tratamientos e intervenciones sanitarias han podido demostrar. Por ello, cuanto más clínicamente complejo o vulnerable es un paciente más esencial es la longitudinalidad para lograr una atención de calidad, más aun en un ámbito rural como es el del caso del paciente.